martes, 14 de junio de 2016

LA BRUJA

Lo primero que me ha venido a la cabeza después de ver esta oscura joya que es "La Bruja" son las pinturas negras de Goya, grotescas, terribles, aterradoras...

Nos encontramos ante un film de terror desasosegante, oscuro, malsano y terrible, tanto como la tierra en la que los protagonistas intentan prosperar, unos colonos marcados a fuego por el fanatismo religioso, más enfermizo quizá en aquellos años.

También son de esa naturaleza las escenas perturbadoras que el joven director Robert Eggers nos muestra con cuentagotas, pero con una fuerza e intensidad pasmosas, escenas que sin necesidad de mostrar mucho son suficientemente grotescas y aberrantes como para inquietarnos e incomodarnos.

La puesta en escena y la fotografía son sorprendentes, te adentras en esos bosques oscuros llenos de terroríficos secretos y de miedos ancestrales, la sensación de tierra inospita y malsana nos rodea por completo.

Las interpretaciones son sobresalientes, el corto cásting de actores desconocidos está estupendo, desde ese padre que a toda costa quiere sacar a su familia adelante, siempre con el aspicio de la fé y la religión marcándolo todo, su esposa, que muestra de sobremanera el dolor y la desesperación, pasando por una protagonista que lo dice todo con una simple mirada y acabando con unos niños que pueden ser tan adorables como demoniacos.
A destacar también el uso de la simbología clásica de la brujería, como el macho cabrío, la luna llena, las cabañas en el bosque, o los cuervos negros.
Una gran película que se cuece a fuego lento, como los calderos de las brujas de nuestras peores pesadillas.